Sistemas relacionales, una mirada hacia dentro
Un grupo de personas interdependientes y unidas por un objetivo o identidad común constituyen por definición un sistema, y todos formamos parte de diversos sistemas. Los sistemas se generan a partir de nuestro modo de relacionarnos, de observarnos, de comunicarnos o hasta de ignorarnos, y constituyen esa forma especial de ser y de ver las cosas cuando estamos juntos.
No somos los mismos con nuestros hijos o nuestros padres, que con nuestros compañeros de diversiones o nuestros socios en el trabajo. Cada sistema relacional en el que nos integramos potencia o reprime distintas partes de nosotros y, en consecuencia, nos hace ser diferentes. En unos nos permitimos ser más transgresores y en otros nos exigimos ser mas rigurosos, por ejemplo.
Como resultado de eso hay equipos que nos inspiran, que nos hacen ser mas creativos y mas capaces, y otros que no. Por lo común, solemos creer que son las personas que forman parte de dichos sistemas las que tienen la capacidad o el poder de influir en nosotros. Pensamos, por ejemplo, que son Juan o María quienes, con sus juicios sobre los demás o con sus excusas a la hora de incumplir sus acuerdos, provocan nuestra frustración y agresividad. Pero culpabilizar a los demás de lo que nos sucede no suele contribuir a hacer las cosas más fáciles, sino a incrementar la toxicidad y la disfuncionalidad del mismo.
Puede que Juan y María estén teniendo comportamientos que nos cuesta comprender y, sin duda, son también responsables de lo que sucede, pero desde el punto de vista del Coaching de Sistemas Relacionales y Organizacionales (ORSC), lo que nos inspira o desanima, lo que nos atrae o nos oprime, lo que nos afecta, no son las personas y sus comportamientos, sino el sistema relacional, que condiciona nuestra interpretación de lo que sucede y nuestro patrón de respuesta.
Es decir, esa entidad invisible e intangible pero siempre presente, esa cultura que mantenemos entre todos, ese sistema, es también responsabilidad nuestra!
Si le preguntáramos a un pez qué es el agua, probablemente no sabría de que le estamos hablando, por muy mojado que esté. Lo mismo nos ocurre a nosotros con los sistemas relacionales en los que nos desenvolvemos, y muchas veces no somos capaces de percibir el color o la información de esa agua en la que nadamos y que nos permite o impide avanzar en la dirección correcta.
De ahí que la solución, cuando se trata de que un equipo recupere su bienestar y capacidad generativa, radica en revelar primero esa agua o, mejor dicho, la información que hay en esa agua, que sus miembros pueden no conocer pero que está afectando profundamente a su eficiencia y resultados.
El éxito de esta metodología se basa, por lo tanto, en situar la relación entre las personas como el eje funcional de la cultura de ese colectivo. Para hacerlo, el modelo ORSC desarrolla una base metodológica, herramientas y dinámicas que permiten al coach o facilitador acceder a ese cuerpo invisible, a la cultura del sistema organizacional o relacional y hacerla explícita, de forma que el equipo y las personas que forman parte de este ganen confianza y se abran a una información más profunda que les permita desarrollar todo su potencial.
Desvelar estructuras ocultas, expectativas no satisfechas, roles no representados o fantasma, agendas paralelas o patrones de comunicación tóxicos constituye la mejor forma de incrementar la eficiencia y optimizar los esfuerzos, a la hora de desarrollar espacios de producción saludables y relaciones generativas.
Las fundadoras de esta metodología, Sistemas ORSCTM (Coaching de Sistemas Relacionales y Organizacionales) Marita Fridjhon y Faith Fuller, impartirán una conferencia en Valkiria hubspace de Barcelona el próximo 5 de diciembre a las 18:30 h. Para participar en esta conferencia es imprescindible la inscripción.